Delsy Janet agita las alas

Óscar Hernández M. | Medellín | Publicado el 24 de enero de 2012

Delsy Janet es, para qué les digo algo que saben de sobra, porque esta joven es antioqueña, de un pueblecito paisa cerca de Ituango y Peque, puede ser considerada como la primera cantante colombiana. Pero ya les dije algo que es bien conocido desde hace años. Hay algo extraño en nuestra gran actriz y es el estacionamiento en Colombia, tal vez con algunas salidas al exterior pero sin la resonancia que una calidad como la suya recoge en otras latitudes.

Hay que abrir las alas Delsy Janet. Está bien que ames tu patria, que te emociones cuando hablen de La Granja, Ituango y otros lugares, pero es que hay otros sitios como Londres, Roma, Viena, Madrid donde pueden estar esperando que una voz como la tuya llene los teatros de gentes que deben conocer artistas y arte como el tuyo, que es para codearse con lo mejor del mundo.

Pruebas de los talentos nacionales las tenemos actualmente en el exterior, y ellos dan fe de lo que hay en Colombia. No quiero ir muy lejos y así de golpe decir que hay quien nos representa muy bien en otros países, no sólo por sus condiciones sino por las campañas que se hacen para promocionar sus virtudes. Ojalá nos dijeras, Delsy Janet, si hay algo de raro en esto de que tus categorías artísticas no brillen a la altura que nosotros conocemos. Aparte, claro está, de tu categoría moral y espiritual. Un amistoso abrazo como un DO de pecho.

PAUSA . No sé por qué, pero a la soledad le dicen Síndrome de Diógenes.

SÍNDROME . A propósito de lo que digo en la pausa anterior, no sé, de verdad eso del bautizo de la soledad con el nombre de aquel filósofo, que si no estoy mal o muy mal, renunció a las comodidades de una buena casa griega para meterse dentro de la penumbra de un tonel de madera con su peculiar olor o aroma a vino o a cueros crudos si se usaba en lo que hoy llamamos tenería o curtimbres. Y antes de avanzar debo aclarar que se dice síndrome o sindrome, sin tilde. Escoja como escogió Diógenes entre casa y tonel...

Lo cierto es que la separación de Diógenes de la costumbre general y social de tener un buen vividero me parece de lo más sensato. Entre otras cosas porque un buen vividero es aquel sitio en el cual se acomoda uno casi amorosamente y donde hay elementos que para algunos pueden pasar desapercibidos. Y si para algunos pasan, que pasen también en esta columna. Pero hay muchos. Y pasan desapercibidos.

Vamos al final y pensemos en el bautizo de la soledad. ¿Por qué síndrome de Diógenes? ¿Acaso por la posible penumbra del barril ese acomodado quién sabe en qué predio suburbano, como esos, como esos donde instalan entre nosotros las "ciudades de hierro"? Puede ser eso, aunque en un buen tonel también cabe una filosofita menuda que no haga mucho escándalo y prepare un buen puchero. Miren los bajos de los puentes de Medellín, y de otras ciudades. No van a encontrar a Diógenes pero sí van a hallar, entre su respetable miseria humana, una pareja de seres humanos dándose un beso sobre la tierra cubierta de un pasto pobre. Oí yo que uno de la pareja dijo que eso era felicidad.

» Interacción y participación

4.2